Uno de los pioneros de CV trabajando entre el pueblo Fulbe en Guinea tuvo un encuentro con Buba*, un maestro albañil.
Los dos hombres entablaron una conversación en un sitio de construcción, lo que llevó al pionero a compartir el amor incondicional de Dios. El pionero preguntó si Buba había experimentado alguna vez este tipo de amor. Él respondió preguntando a qué dios se refería el pionero. El pionero respondió: “Dios, el creador de los cielos y la tierra”.
Intrigado, Buba aceptó discutir esto más a fondo y acordaron encontrarse en su hogar. Durante su encuentro, la conversación se profundizó. Buba, habiendo visto el mundo a través del prisma del Islam, tenía ciertos malentendidos sobre el cristianismo y veía a los cristianos como personas arraigadas en el pecado.
El pionero aclaró, enfatizando que ser cristiano significa aceptar a Jesús como su Señor y salvador, y confiar en sus enseñanzas. A Buba le resultó difícil aceptar esto, y el pionero se desanimó.
Sin embargo, un pensamiento tocó su corazón cuando Dios le recordó que Él también estuvo una vez en la posición de Buba. A pesar de la intensidad de su discusión, acordaron reunirse nuevamente.