El frescor del día

“Y oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba en el jardín al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín.” (Génesis 3:8)

Nada en la escritura está ahí por casualidad. 2 Timoteo 3:16 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar…”

Entonces, ¿por qué se nos dice que Dios caminaba en el jardín al fresco del día?

Bueno, podemos sacar mucho de esas cinco palabras.

– Debe haber habido otros momentos del día cuando no estaba fresco, sino caliente, o al menos cálido.
– Dios no se quema con el sol, así que esa no puede ser la razón por la que eligió el frescor del día.
– Adán y Eva siempre estaban desnudos hasta entonces, así que debo suponer que ellos tampoco se quemaban con el sol, y probablemente no sentían el frío y el calor como nosotros, ya que no hay indicación de que se pusieran ropa por la noche.
– De este verso, es claro que Dios no estaba con ellos permanentemente, sino de vez en cuando.
– Dios eligió un momento que era conveniente para ellos. Un momento cuando la tarde llegaba, y habían disfrutado del día en el jardín. Un momento cuando tal vez, estaban tranquilizándose y Él tendría toda su atención.
– A diferencia de nosotros, Adán y Eva no tenían problemas o preocupaciones sobre finanzas, salud o la economía. Todo era perfecto, hasta que lo arruinaron.
– No tenían motivo para tener comunicación continua con Dios. No tenían al Espíritu Santo constantemente con ellos.
– Nosotros, en cambio, necesitamos a Dios todos los días, cada hora de hecho, porque estamos rodeados de pecado y tentaciones, y todos los problemas de la vida.
– Es por eso que Dios nos ha dado su Espíritu Santo y está con nosotros 24/7.

A veces podemos envidiar a Adán y Eva, parece que lo tenían todo. Sin embargo, a pesar de eso, no sabían que Dios los amaba tanto que estaba dispuesto a sacrificar a su único hijo por ellos.

Ellos no tenían un amor sincero por Jesús, el Padre y el Espíritu Santo que solo viene de ser rescatados de nuestra condición caída.

Aprendemos a través del dolor, y hasta entonces, nunca habían experimentado eso. Todo el carácter que Dios construye en nosotros a lo largo de una vida conociéndolo solo viene porque experimentamos las dificultades de la vida.

Nos mantenemos perfectos ante Dios debido a la túnica de justicia de Cristo que Él nos ha dado.
Entonces, mientras que su situación era perfecta, la nuestra, si lo amamos y lo servimos, será aún mejor. No habrá restricciones para nosotros cuando finalmente nos encontremos cara a cara con Dios.

Él no necesita probarnos más. Ya hemos pasado la prueba. El árbol de la vida estará en el cielo, y podremos comer libremente de él. Jesús nos llama amigos; somos elevados a la posición de herederos y coherederos con Él.

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