Según el Proyecto Josué, en Tailandia, el 88 por ciento de las personas se identifican como budistas, con solo el 1 por ciento de la población practicando el cristianismo.

Este país en gran medida no alcanzado mantiene profundas tradiciones religiosas y, aunque no es ilegal ser cristiano, se ve como ‘rechazo a la nacionalidad’ no seguir las costumbres budistas.

Sin embargo, uno de los pioneros de CV ha adoptado un enfoque novedoso para compartir el evangelio con la generación más joven tailandesa desde que se unió a la Iniciativa Nacional de Pioneros (NPI por sus siglas en Inglés) de CV a finales del año pasado.

Como tailandés él mismo, con un genuino entendimiento de la cultura, dejó que sus acciones hablaran más que sus palabras.

Cada fin de semana, regresaba al pequeño pueblo natal de su esposa, donde jugaba y entrenaba fútbol para los jóvenes de la comunidad. Al desarrollar confianza con estos jóvenes, creó una plataforma donde podía compartir el evangelio con ellos.

También reconoció las necesidades de los menos afortunados y tomó la iniciativa de ayudar en cualquier forma que pudiera. Su fe se hizo evidente para aquellos en la comunidad a través de sus actos de bondad.

Junto con el budismo tan arraigado en la cultura tailandesa, también lo está el concepto del mundo espiritual.

Muchos lugares en todo el país tienen casas de espíritus, santuarios, amuletos y otras marcas de importancia espiritual.

El temor a estos espíritus gobierna gran parte de lo que hacen las personas tailandesas. Esto hace que sea desafiante compartir el evangelio de una manera que resuene con los lugareños y penetre el miedo a la retribución espiritual.

Al tener un corazón sincero, el pionero ha ganado la confianza de la comunidad y lo escuchan cuando comparte el evangelio.

Notablemente, en un país con un porcentaje tan bajo de cristianos, ha llevado a nueve personas a aceptar a Jesús en solo dos meses aplicando diligentemente el conocimiento que adquirió como parte de su entrenamiento en la NPI.