ORACIÓN CONTESTADA

Esta historia nos la envió recientemente nuestro equipo de la Iniciativa Nacional de Pioneros (NPI) en Madagascar:

Me llamo Halim*. Tengo 28 años, estoy casado y tengo dos hijos. En junio de 2021, perdí mi teléfono. Una semana después me arrestaron y me acusaron del secuestro de una niña. Me sorprendió porque nunca haría algo así.

El fiscal dijo que la tarjeta SIM que yo tenía se utilizó para pedir 20 millones de Ar (unos 5000 dólares estadounidenses) a los padres del niño. Entonces me di cuenta de que se refería a la tarjeta SIM del teléfono que había perdido.

Le expliqué al juez que mi teléfono perdido claramente se había utilizado en este delito. Alegué mi inocencia, pero no me creyeron. Me enviaron a la cárcel a la espera de una investigación.

Durante mi primera semana en la cárcel conocí a un pionero del NPI que me presentó a Jesús compartiendo el evangelio conmigo. Fue en ese momento que entregué mi vida a Jesús.

A partir de entonces, el pionero me visitaba todas las semanas. Me enseñaba a orar y estudiábamos juntos la Biblia.

Tres meses después, salí de la cárcel, se retiraron los cargos contra mí y regresé con mi familia. Siempre estaré agradecido con Dios por esto.

Desde su liberación, Halim ha encontrado paz en la oración y ha compartido con pasión la historia de lo que Jesús hizo en su vida.

Sigamos orando y nunca dejemos de creer que Dios es capaz y está dispuesto a hacer más de lo que podemos pedir o pensar.

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