¡Un niño vuelve a la vida! El testimonio de una musulmana

Uno de nuestros pioneros en Sri Lanka compartió este recuento de primera mano del poder de los milagros de Dios en acción:

Yo soy Fátima, una posible pionera de Christian Vision en Sri Lanka. Fui criada como musulmana, pero llegué a Cristo después que el Señor salvó milagrosamente a mi hijo pequeño. Por haberme convertido al cristianismo, nos tuvimos que ir mudando a diferentes aldeas ya que sufrimos persecución de parte de mi familia y de nuestra comunidad.

Me siento bendecida por haber sido discipulada y bautizada por el Pastor Hameed, quien también fue musulmán. Él es como un padre para mí y con su guí me he sentido empoderada a compartir mi testimonio y amor por Jesús con otros musulmanes.

Siendo adolescente, estudié en un colegio para chicas musulmanas. Desafortunadamente mi padre no me permitió completar mis estudios al arreglar un matrimonio para mi. Fue un matrimonio muy infeliz y cuando yo tenía 8 meses de embarazo, mi esposo me dejó. Después que nació mi hijo, mi padre vendió la casa en la que yo vivía y me golpeaba cuando se me ocurría preguntarle al respecto. Llegué a la depresión y a pensar en el suicidio, pero afortunadamente conseguí unos cristianos que amorosamente cuidaron de mi hijo y de mi y nos permitieron estar en su hogar. También me dieron una Biblia. Al principio no la tocaba ni la leía porque pensaba que era un libro que no era santo. A pesar de esto, ellos continuaron cuidando de nosotros y dándonos afecto.

El jueves de pascua, mi hijo estaba enfrente de una mezquita y fue atropellado por una motocicleta. Cuando lo ví tirado en la calle caí de rodillas y grité: “¿Quién me puede ayudar? ¿Con quién cuento? No puedo entenderlo.” Me desmayé y los bondadosos cristianos me llevaron a su casa y me reanimaron.

Dentro de la casa había una cruz enorme que yo había visto antes, pero esta vez, yo veía como que manaba sangre de ella. Fuí a la cruz y llorando le dije a Jesús que si Él era real, que me regresara a mi hijo, que lo reviviera, ya que al día siguiente era el día de la resurrección. Yo le prometí a Jesús que si revivía a mi hijo, Él sería el único y verdadero Dios para mi hijo y para mi.

El doctor en el hospital había diagnosticado que mi hijo estaba muerto y me dijo que yo debía ir a la estación de policía a denunciar su muerte. Estaba rodeada de personas cristianas y de musulmanes de la mezquita cerca de la cual pasó, mientras sostenía los pies de mi hijo y rogaba: “Jesús, tú debes revivir a mi hijo, devuélvemelo. ¡Nosotros te pertenecemos! Tú has levantado a muchos de la muerte. Yo lo leí en la Biblia”. Mientras yo hablaba hubo un movimiento en las piernas de mi hijo y sus manos y cuerpo frío comenzaron a tibiarse.

Yo le dije a los doctores que las piernas de mi hijo se estaban moviendo y comenzaron a tratarlo. Lo declararon completamente sanado y saludable. Mi hijo despertó y me dijo: “mamá, dos personas vestidas de blanco y con alas me levantaron y luego me dejaron caer”. Él no sabía decir que eran ángeles, sin embargo, yo supe que los ángeles de Dios habían salvado a mi hijo.

Ahora compartimos el amor de Dios con otros musulmanes y nuestro testimonio llena de esperanza y fortaleza a muchos. ¡Qué bendición!

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