En marzo del 2018, en medio de la noche, nuestros voluntarios online recibieron un mensaje. Una joven estaba rogando por ayuda diciendo: “Tengo adicción a las drogas. Tengo dos hijas pequeñas que probablemente me van a quitar. No tengo un lugar dónde vivir, no tengo trabajo y ya no quiero vivir. ¡Estoy al borde! Hoy vamos a pasar la noche en un lugar de drogas y no sé qué pasará mañana. No puedo siquiera suicidarme. Soy una cobarde. Lo intenté una vez. Solo estoy soñando que todo esto termine”.

Nuestro voluntario le habló a esta joven acerca del amor de dios y de que nada es imposible para Él. Le aseguró que Dios también podía cambiar su vida y le prometió que iba a orar por ella. También le dio una guía para que buscara y llegara a conocer a Dios por si misma.

Después de la conversación y de que su correspondencia parara, unos seis meses después volvimos a saber de ella: “¡Estoy tan agradecida por sus oraciones! Mi vida fue cambiada radicalmente. ¡Dios está vivo! Yo les escribí aquella noche en medio de mi desesperación. Mi esposo y yo éramos adictos a las drogas, tenemos hijos y nuestra más pequeña tiene tres años. Esa noche me sentí muy frágil y decidí escribirles. Hoy día, ya no tomamos ninguna droga. Mi esposo ha estado sobrio por cuatro meses. ¡Esto es un milagro, porque antes no podía yo vivir un solo día sin la droga!”

La mujer y su esposo siguen en la lucha de combatir su adicción a diario con la ayuda de Dios.

Por favor oren por ellos mientras continúan pasando esa dura etapa y crecen espiritualmente como seguidores de Cristo.