Conocer

Cuando nacemos lo que conocemos de nuestros padres es muy limitado, pero con el tiempo crecemos y comenzamos a conocerlos más. Si no es así, algo está mal. Es igual cuando somos nacidos de nuevo. Comenzamos a concer los hábitos de nuestro Padre, Su vocabulario y el sonido de Su voz cuando está contento, triste o enojado. Todo eso es parte de conocerlo.

Nos sorprendemos continuamente cuando obtenemos más información sobre nuestros padres. Por supuesto que nunca los llegamos a conocer completamente. Tal vez haya pensamientos y secretos que ellos no nos compartan.

Hay muchas personas de las que hemos escuchado, como lo son las celebridades, los deportistas y los políticos. Sabemos de ellos pero no los conocemos y a menudo nuestro entendimiento de ellos está desvirtuado, es mínimo o es incorrecto.

Debemos asegurarnos de que nuestro conocimiento sobre Jesús no sea así. No es suficiente saber acerca de Jesús, y de hecho, la imagen que el mundo tiene de Él es muy diferente a quien Él realmente es. Tenemos que aprender a conocerlo por nosotros mismos de manera personal. ¡Y es que hay tanto qué saber de Él! Tantos misterios y preguntas sin respuestas. Es por eso que Pablo, a pesar de haberlo conocido personalmente, aún decía: “a fin de conocer a Cristo”. (Filipenses 3:10)

Hagamos el esfuerzo cada uno de nuestros días por conocer a Jesús en toda Su profundidad, belleza y maravilla, y no tan solo por ‘saber de Él’.

 

REALIZA TU VISIÓN.

Nuestro contenido puede apoyar a tu iglesia u organización con estrategias para evangelismo más efectivo y discipulado.