APRENDAN DE MI

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.

Hay tres puntos principales aquí:

1. Debemos llevar el yugo de Jesús sobre nosotros,

2. De él, debemos aprender a ser mansos y humildes,

3. Y la recompensa será paz y descanso para nuestras almas.

Quiero enfocarme en el punto dos – aprender de él. Aquí tenemos al creador del universo – dispuesto a enseñarnos, no a ser grandiosos, ricos y podersos; sino cómo ser gentiles, mansos y humildes.

Jesús, el hijo del hombre y el hijo de Dios, pudo, con sólo tronar los dedos, convocar a 10,000 ángeles. Él hablaba la palabra porque Él es la Palabra; entonces fue creado el universo. Él tiene un poder increíble que no se disminuye por su forma humana – visto cuando calmó la tormenta y sanó al enfermo y al cojo. Él no nos exhorta a aprender a hacer todas esas cosas asombrosas – sino que nos implora que aprendamos a ser gentiles y humildes de corazón.

Jesús vino – no a ser servido – sino a servir, y Su deseo para nosotros es que también sepamos servir.

Cuando servimos a otros, nuestros ojos se apartan de nuestras propias necesidades y problemas y se dirigen hacia las necesidades y problemas de otros. De esta manera, conseguimos el descanso para nuestras almas, pues ya no nos estamos preocupando por nosotros. Jesús usa el término “mi yugo” para realzar que esto no es solamente nuestro problema, porque también es Su yugo; y Él lo puede soportar. Por tanto, si queremos cargar nuestros propios yugos, sentiremos el peso de ellos, pero si cargamos Su yugo, Él carga el peso.

Amigos y colegas, aprendamos del maestro. El sirviente no es más grande que el maestro y nosotros como quienes le servimos, debemos aprender de Él.

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